Cómo minimizar el pago de impuestos como autónomos
Ser trabajador autónomo en España es una aventura llena de retos y oportunidades.
Si bien la flexibilidad y la independencia son algunos de los grandes atractivos de trabajar por cuenta propia, la realidad fiscal puede ser un obstáculo considerable.
Los autónomos se enfrentan a una carga fiscal significativa que, si no se gestiona correctamente, puede limitar el crecimiento de su negocio y afectar su rentabilidad.
Entre la cuota mensual de la Seguridad Social, el IVA, el IRPF y otros impuestos locales, la presión fiscal se convierte en un factor crucial para el desarrollo de la actividad.
En algún momento, más de un autónomo se pregunta ¿cómo pago menos impuestos? Es cierto que existen formas legales y efectivas para minimizar estos pagos.
Con el conocimiento adecuado sobre las deducciones disponibles, los sistemas de tributación y algunos consejos prácticos, es posible reducir notablemente la factura tributaria.
En este artículo, te proporcionaremos las claves para que puedas pagar menos impuestos como autónomo, permitiéndote así dedicar más recursos al crecimiento de tu negocio y asegurar su sostenibilidad a largo plazo.
En este artículo encontrarás
- 1 Qué impuestos paga un autónomo
- 2 ¿Cómo pago menos impuestos como autónomo?
- 2.1 Aumentar la cuota de autónomos
- 2.2 Tarifa plana para nuevos autónomos
- 2.3 Suscribir seguros para la actividad
- 2.4 Conoce los gastos deducibles de tu actividad
- 2.5 Elige el mejor sistema de tributación que más te conviene
- 2.6 Controla tus pagos y tus obligaciones fiscales
- 2.7 Un software de facturación online
- 2.8 Darte de alta antes de hacer ningún gasto
Qué impuestos paga un autónomo
Los autónomos en España tienen la obligación de cumplir con una serie de impuestos que varían en función de su actividad, ingresos y otros factores.
Resulta fundamental conocer estos impuestos para gestionar adecuadamente la carga fiscal y evitar sanciones.
A continuación, te explicamos los principales impuestos que un autónomo debe pagar:
IVA (Impuesto sobre el valor añadido)
El impuesto sobre el valor añadido (IVA) es un impuesto indirecto que grava el consumo y que los autónomos deben incluir en la mayoría de los productos o servicios que venden.
El IVA no es un impuesto que el autónomo paga directamente de su bolsillo, sino que lo recauda de sus clientes y lo ingresa posteriormente a la Agencia Tributaria.
El tipo general de IVA en España es del 21%. Además, hay dos tipos reducidos del 10% y del 4% para ciertos productos y servicios.
Es importante destacar que hay que presentar trimestralmente el modelo 303 para liquidar el IVA. Esta liquidación se hace restando el IVA que has cobrado a tus clientes con el IVA que has pagado en tus gastos deducibles.
La diferencia es el importe que tendrás que ingresar a Hacienda o, en caso de haber pagado más IVA del que has cobrado, puedes compensarlo en trimestres futuros.
IRPF (Impuesto sobre la renta de las personas físicas)
El Impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) es uno de los impuestos más importantes al que los autónomos tienen que hacer frente. Este impuesto se aplica a los rendimientos netos obtenidos en el desarrollo de la actividad, es decir, a los ingresos menos los gastos deducibles de la actividad. A diferencia del IVA, el IRPF es un impuesto directo que afecta directamente a los beneficios del autónomo.
La forma de pago del IRPF puede variar según el tipo de actividad y los ingresos. Existen dos formas principales:
- Retenciones a cuenta: Los autónomos que emiten facturas a empresas o profesionales suelen aplicar una retención del 15% de IRPF en sus facturas, que se adelanta a la Agencia Tributaria. Este porcentaje es reducido al 7% durante los primeros años de actividad. Estas retenciones se descuentan del IRPF, que se liquida en la declaración anual.
Esta retención reducida del 7% te proporcionará mayor liquidez en el día a día, pero ten en cuenta que, en la declaración de la renta anual, se te aplicará un ajuste y es posible que te salga a pagar. Si no necesitas ese extra de liquidez, quizás te convenga optar por aplicar desde el principio la retención del 15% para evitar sorpresas a final de año.
- Pagos fraccionados: Los autónomos que no aplican retenciones en sus facturas están obligados a realizar pagos fraccionados trimestrales a cuenta del IRPF mediante el modelo 130. El importe es el 20% del rendimiento neto de la actividad.
Otros impuestos (IBI, impuesto de circulación, etc.)
Además de los impuestos principales (IVA e IRPF), los autónomos también pueden estar sujetos a otros impuestos locales, como:
- Impuesto sobre bienes inmuebles (IBI): Si eres propietario de un local, oficina o cualquier inmueble relacionado con tu actividad profesional, tendrás que abonar este impuesto anual. El IBI varía en función del valor catastral del inmueble y la ubicación.
- Impuesto de circulación: Si utilizas un vehículo para tu actividad, deberás pagar el impuesto de circulación o Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (IVTM). Este impuesto es obligatorio para todos los vehículos que están dados de alta y también varía según el municipio.
- Impuestos especiales: Dependiendo de la naturaleza de tu actividad, podrías estar sujeto a otros impuestos específicos, como el impuesto de actividades económicas (IAE), que solo deben pagar aquellos autónomos cuyos ingresos superen el millón de euros al año, por lo que muchos autónomos están exentos al no llegar a la cantidad mínima de facturación.
Una gestión adecuada puede optimizar tu situación fiscal y evitar pagar más de lo necesario. En los siguientes apartados veremos cómo minimizar el pago de estos impuestos para reducir la carga fiscal de forma legal y eficiente.
¿Cómo pago menos impuestos como autónomo?
Minimizar la carga fiscal es uno de los principales objetivos de cualquier autónomo.
Aunque los impuestos son una obligación ineludible, existen varias estrategias legales que puedes aplicar para pagar menos impuestos como autónomo.
Estas tácticas, basadas en la optimización de tus gastos, la elección correcta del sistema de tributación y el uso de beneficios fiscales, te permitirán reducir el importe total que debes abonar a Hacienda.
A continuación, veamos cuáles son algunas de las mejores formas de reducir tus impuestos como autónomo:
Aumentar la cuota de autónomos
Desde 2023, el sistema de cotización de los autónomos ha cambiado, vinculándose directamente a los ingresos reales. Esto significa que ahora puedes ajustar tu cuota de la Seguridad Social en función de lo que realmente ganas.
Si estás cotizando por debajo de tus ingresos reales, puedes aumentar tu cuota. A primera vista, podría parecer contradictorio pagar más, pero cotizar correctamente te permite acceder a mejores prestaciones, como una mayor pensión de jubilación o una mejor cobertura en caso de baja por enfermedad.
La cuota de autónomos que se paga mensualmente a la Seguridad Social es un gasto deducible en la declaración de la Renta, lo que significa que reduce la base imponible sobre la que se calcula el IRPF.
Cuanto mayor sea la cantidad que cotices a la Seguridad Social, menor será la base sobre la que Hacienda aplicará los impuestos, lo que dará lugar a un ahorro fiscal.
En otras palabras, al pagar más a la Seguridad Social, te beneficias de una menor carga tributaria en el IRPF, ya que estarás reduciendo directamente el importe sobre el cual se calcula el impuesto. Además, al cotizar según tus ingresos reales, evitarás tener que ajustar cuentas a final de año, lo que podría derivar en sanciones o pagos adicionales.
Tarifa plana para nuevos autónomos
Si acabas de comenzar tu actividad como autónomo, puedes beneficiarte de la tarifa plana para nuevos autónomos.
Este régimen permite pagar una cuota reducida durante los primeros doce meses, que supone un gran ahorro al inicio de tu actividad. Durante el primer año, pagarás una cuota fija de 80 euros mensuales, prorrogables por otros 12 meses más si tus rendimientos económicos son inferiores al salario mínimo interprofesional. Después de ese periodo, la cuota aumentará progresivamente hasta ajustarse a tus ingresos.
Esta medida no solo reduce significativamente tu gasto en Seguridad Social, además te ofrece la oportunidad de reinvertir esos recursos en el crecimiento de tu negocio durante los primeros meses, cuando los ingresos suelen ser más limitados.
Suscribir seguros para la actividad
Contratar seguros relacionados con tu actividad profesional puede ser una forma efectiva de reducir tu factura fiscal.
Algunos de los seguros que puedes deducir en tu declaración de la renta son los siguientes:
- Seguro de responsabilidad civil: Es obligatorio en muchas actividades y cubre los daños que puedas ocasionar a terceros en el ejercicio de tu trabajo.
- Seguro de vida y salud: Puedes deducir las primas de seguros de salud tanto para ti como para tu familia. La deducción máxima es de 500 euros por persona o 1.500 euros en el caso de personas con discapacidad.
- Planes de pensiones: Las aportaciones a planes de pensiones también pueden ser deducibles y son una buena manera de complementar tu jubilación, reduciendo al mismo tiempo tu base imponible en el IRPF.
Conoce los gastos deducibles de tu actividad
Uno de los elementos clave para pagar menos impuestos es asegurarse de deducir correctamente todos los gastos relacionados con tu actividad.
Los gastos deducibles son aquellos que están directamente vinculados a tu trabajo y son necesarios para la obtención de ingresos. Algunos de los más frecuentes incluyen:
- Alquiler del local u oficina.
- Suministros (electricidad, agua, internet) si trabajas desde casa, con ciertas limitaciones. A este grupo también pertenece el gasto por la suscripción de tu servicio de software de facturación online.
- Teléfono móvil y otros dispositivos electrónicos utilizados para la actividad.
- Material de oficina y equipos (ordenadores, impresoras, etc.).
- Gastos de transporte y vehículo (si lo utilizas exclusivamente para la actividad).
- Formación profesional (cursos, seminarios, etc.).
- Gastos de personal: los sueldos y salarios, así como las cotizaciones a la Seguridad Social.
- Tributos fiscalmente deducibles: Son los impuestos y tasas que guardan relación con la actividad económica, como el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) de tu local comercial u oficina.
- Gastos financieros: Son los intereses y otros gastos financieros derivados de préstamos y créditos destinados a la actividad económica.
Es importante mantener un registro detallado de estos gastos y justificarlos adecuadamente mediante las correspondientes facturas para evitar problemas en una posible inspección fiscal.
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Elige el mejor sistema de tributación que más te conviene
Existen varios sistemas de tributación para los autónomos y elegir el más adecuado puede marcar una gran diferencia en el total de impuestos a pagar. Los dos regímenes más comunes son:
- Estimación objetiva o módulos: Este método está disponible para ciertos sectores como la hostelería, transporte o comercio. Se basa en una serie de parámetros (metros del local, número de empleados, etc.) y no en los ingresos reales. Es recomendable para autónomos con pocos gastos y altos ingresos.
- Estimación directa: Puede ser normal o simplificada. Aquí, tributas en función de los ingresos menos los gastos deducibles. Es ideal si tienes muchos gastos relacionados con la actividad, ya que podrás reducir significativamente la base imponible.
La clave está en analizar tu situación y elegir el sistema que más te convenga en función de tu actividad y nivel de ingresos.
Controla tus pagos y tus obligaciones fiscales
Mantener tus pagos fiscales al día es fundamental para evitar sanciones, recargos e intereses. La morosidad con la Agencia Tributaria no solo genera estrés, sino que puede resultar muy costosa.
Asegúrate de cumplir con los plazos de presentación de declaraciones (IVA, IRPF, pagos fraccionados) y programar tus pagos para no tener sorpresas desagradables.
Un software de facturación online
Una herramienta imprescindible para cualquier autónomo es un buen software de facturación online. Estas plataformas te ayudan a gestionar tus facturas, controlar los ingresos y gastos y presentar tus declaraciones de manera más eficiente.
Además, suelen estar actualizadas con los cambios fiscales, lo que te permite evitar errores en la facturación y cumplir con todas tus obligaciones tributarias sin problemas.
El uso de un software también facilita la recopilación de datos para conocer tu situación financiera en tiempo real, ayudándote a tomar decisiones mejor informadas sobre tu actividad económica.
Darte de alta antes de hacer ningún gasto
Un error común entre los nuevos autónomos es comenzar a incurrir en gastos antes de formalizar su alta en Hacienda y la Seguridad Social. Sin embargo, es fundamental estar dado de alta antes de realizar cualquier gasto, ya que no podrás deducir aquellos gastos que sean anteriores a la fecha de alta. Asegúrate de cumplir este paso para no perder posibles deducciones y optimizar tus ahorros fiscales desde el primer día.
Pagar menos impuestos como autónomo no solo es posible, sino también necesario para asegurar el crecimiento y la sostenibilidad de tu negocio. Aprovechando las deducciones fiscales, eligiendo el sistema de tributación adecuado y utilizando herramientas que faciliten la gestión de tus finanzas, puedes optimizar tus impuestos y maximizar tus beneficios.
Para hacer este proceso aún más sencillo y eficiente, contar con un buen software de facturación es clave.
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