¿Qué es despotismo ilustrado?

El despotismo ilustrado es una forma de gobierno que floreció en Europa durante el siglo XVIII.

Se caracteriza por una fusión de poder autoritario con políticas inspiradas en la razón, la ciencia y la filosofía de la época de la Ilustración.

Los monarcas que adoptaron esta forma de gobernanza lo hicieron bajo el lema «Todo para el pueblo, pero sin el pueblo», es decir, implementaron reformas que consideraban beneficiosas para sus súbditos, aunque sin permitirles participar en el proceso político.

Características del despotismo ilustrado

• Centralización del poder: El monarca conserva todo el poder ejecutivo, legislativo y judicial, limitando la influencia de la nobleza y otros órganos de poder.
• Reformismo: Se realizan reformas en distintos ámbitos como la administración, la economía, la educación y la justicia, buscando modernizar el estado basándose en ideales ilustrados.
• Paternalismo: El gobernante actúa como un «padre» que busca el mejor interés de sus «hijos» los ciudadanos, quienes no tienen voz en la toma de decisiones.
• Enfasis en la razón: A pesar del control absoluto, las políticas se fundamentan en la lógica, el conocimiento y la ciencia, intentando dejar de lado la superstición y el dogma religioso.

Ejemplos prácticos del despotismo ilustrado

En primer lugar, reyes como Carlos III de España promovieron reformas fiscales que buscaban la uniformidad y eficiencia en la recaudación de impuestos, lo que conllevó a una modernización de las haciendas públicas. Así, se establecieron contabilidades más claras y sistemas de controles más eficientes que sentaron las bases de una administración financiera moderna.

En segundo lugar, Federico II de Prusia puso en marcha políticas para fomentar el crecimiento económico, como la abolición de las barreras internas al comercio y el apoyo al desarrollo de sectores como la agricultura, lo cual generó un entorno más propicio para la inversión empresarial y la mejora de la contabilidad y gestión de recursos en el sector privado.