¿Qué es Déficit estructural?

El déficit estructural hace referencia a la parte del déficit fiscal que no está relacionada con las fluctuaciones económicas ni factores coyunturales como la recesión o el auge económico.

Se considera estructural porque se origina en la descompensación entre los ingresos y los gastos que se mantendrían incluso si la economía operase a su máximo potencial, sin los efectos de ciclos temporales.

Componentes del déficit estructural

Para desglosar el déficit estructural, debemos mirar sus dos componentes principales:

• Ingresos estructurales: Son aquellos ingresos que el gobierno podría esperar obtener si la economía operase a pleno rendimiento, sin altibajos temporales.
• Gastos estructurales: Corresponden a los gastos permanentes o a largo plazo en los que el gobierno incurre, sin tener en cuenta los vaivenes económicos.

La diferencia entre ingresos y gastos estructurales determina el déficit o superávit estructural: si los gastos superan los ingresos, hablamos de un déficit estructural; si ocurre lo contrario, nos referimos a un superávit estructural.

Importancia del déficit estructural

Analizar el déficit estructural resulta esencial porque ofrece una perspectiva más clara del manejo de las políticas fiscales de un país y su sostenibilidad a largo plazo.

No se trata de un simple ejercicio contable, sino de una aproximación sustancial para evaluar si las políticas de ingresos y gastos están alineadas con una gestión económica saludable.

Cálculo del déficit estructural

El cálculo del déficit estructural no es sencillo, ya que requiere estimar cuál sería el comportamiento de los ingresos y gastos públicos en un escenario de producción óptima y estabilidad económica.

Se utilizan métodos estadísticos y modelos económicos para determinar la brecha estructural entre ingresos y gastos.

La distinción entre déficit cíclico y estructural

Es fundamental diferenciar entre el déficit cíclico y el estructural:

• Déficit cíclico: Es aquel que aparece cuando la economía se encuentra por debajo de su nivel potencial, como durante una recesión. En estos periodos, los ingresos fiscales suelen disminuir y los gastos públicos aumentar, impulsando el déficit.
• Déficit estructural: Como hemos mencionado, es independiente de las condiciones económicas temporales y se centra en la sostenibilidad de las finanzas públicas a largo plazo.

El déficit total que un gobierno presenta en un año fiscal cualquiera será la suma del déficit cíclico más el estructural.

Ejemplo práctico de déficit estructural

Para ilustrar mejor, imaginemos el siguiente escenario:

1. Un país en su situación de máximo rendimiento económico espera recaudar 100.000 millones de euros de ingresos fiscales.
2. Los gastos planificados para el mismo periodo son de 120.000 millones de euros.
3. El déficit calculado, independientemente de la situación económica, es de 20.000 millones de euros y corresponde al déficit estructural.

Ahora, si la economía entra en recesión, los ingresos podrían caer a 80.000 millones de euros, aumentando el déficit a 40.000 millones de euros. La diferencia adicional de 20.000 millones es un déficit cíclico resultado de la recesión.

Políticas para abordar el déficit estructural

Enfrentar el déficit estructural requiere medidas de política fiscal que puedan ser tanto incrementar ingresos como disminuir gastos estructurales:

• Mejora de la eficiencia en la recaudación de impuestos para aumentar los ingresos sin necesidad de elevar las tasas impositivas.
• Reformas estructurales que impulsen el crecimiento económico sostenible y, por ende, aumenten los ingresos fiscales.
• Control del gasto público a través de la revisión y optimización del gasto corriente y de capital.

La combinación adecuada de estas políticas puede llevar al equilibrio de las cuentas públicas a largo plazo y a la reducción del déficit estructural.